3.-Presentimientos

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3.- Presentimientos.

Me instale apenas ayer en la tarde en una casa que había apalabrado por teléfono, para rentar, hace unos días. La señora que será mi casera parece muy amable. Mi nueva casa es pequeña y cómoda, solo 3 piezas, sala-comedor-cocina, una recamara y un baño, no necesito mas por ahora. Me instale rápidamente, no había traído nada, lo único importante era la carta de mi madre, un poco de ropa, mis documentos, el poco dinero que me pagaron de liquidación de mi empleo anterior, y nada mas.

No sabía si me iba a quedar mucho tiempo. Yo esperaba que si, pero eso no dependía de mi, sino de una persona que iba a buscar y pronto.

Me di un baño y cuando termine de vestirme decidí salir a dar un paseo, hace mucho que no andaba por ahí simplemente. Recorrí el pueblo, siguiendo la línea de la carretera, viendo como habían cambiado las cosas, reconocí a algunas personas, pero ninguna me reconoció a mí.

Cuando me fui era casi un niño, media 1.60 y era tan flaco que si no usaba cinto los pantalones se me caían. Ahora mido casi 2 metros y en el trayecto de mi adolescencia los músculos hicieron presencia. Mi madre solía bromear conmigo diciéndome: - todo es cuestión de tiempo y ya veras como todas las jovencitas de la reserva van a andar tras de ti. – Yo nunca le hice mucho caso, nunca me he considerado un galán, y aun así, mis ojos eran solo para una persona.


Son verdes, mis ojos, lo saque de mi abuelo por parte de madre que era un pescador irlandés, es una extraña combinación con mi piel morena clara, no tan rojiza como otros de la tribu, pero me agradan. Mi cabello es oscuro hace poco tiempo lo corte, lo había traído hasta los hombros ahora es solo una melena corta.

Hacia rato que las últimas casas se quedaron atrás, yo seguía caminando solo por caminar pero si seguía así llegaría a Forks y no era mi intención, así que me desvié del camino y me disponía a entrar en el bosque, cuando un policía dio vuelta en una curva del camino y me hizo señal de que me detuviera con sus luces.

-Pasa algo oficial?...
-No, es solo que te vi que ibas a entrar al bosque, piensas acampar o algo?...
-No, solo pensaba caminar un poco…
-No te alejes mucho, de la carretera, por esta zona hay osos, y hace un tiempo tuvimos problemas con lobos por los alrededores.-
-Gracias… eemmm… -busque su nombre en la placa que tenia puesta en la camisa.- Jefe Swan, lo tomare en serio, no pienso alejarme demasiado.
-Eres nuevo por aquí verdad?... no recuerdo tu cara.
-Algo así, digamos que estoy de nuevo en casa.
-Donde vives?...
-En la reserva Quilehute, aquí nací y me fui unos años pero ahora he vuelto.
-Ah si, donde vivías antes?.
-Emm… por la avenida 5 enfrente de los Clearwater.
-Enserio?... Oh por Dios, ya se quien eres!!. Eres Anthony verdad?… pero mira que has crecido chico!... Como esta tu madre?.
-Murió hace unos meses.
-Es una lastima, el pobre de Harry también murió esta primavera sabes?.
-Harry… el papa de Leah y Seth.
-El mismo… era uno de mis mejores amigos.
-Lo siento…- en verdad lo sentía, si hacia tan poco que había muerto entonces Leah debía estar aun triste por eso.- Jefe, los demás… Seth, Leah, Sue… siguen aquí.
-Si, y viven donde mismo… Seth esta casi de tu tamaño. Es un buen chico. Y Leah… bueno, es una niña hermosa aunque tiene su carácter.-

No quise preguntar a que se refería con eso ultimo, si ella seguía aquí lo averiguaría por mi mismo. Por un momento sentí el impulso de correr de regreso y buscarla, pero algo mas fuerte me hizo quedarme donde estaba. Como seria Leah ahora?, la reconocería si la viera?... Si, estoy seguro que si, pero ella me reconocería a mi?... Una persona cambia muchísimo con el tiempo, tal vez ella no es la misma Leah que yo conocí, tal vez ya no quiera ser mi amiga…


Tendría que averiguarlo pero por ahora era lo bastante cobarde como para posponerlo, me quede contemplando el bosque y sentí una sensación extraña como un imán atrayéndome hacia el. Caminaría primero, pensaría las cosas y esta tarde buscaría a Leah o Sam.

-Ten cuidado… Yo me tengo que ir, cuídate Anthony nos estaremos viendo.
-Hasta luego Jefe.
-Llámame Charlie.
-Esta bien.- Le sonreí y el me devolvió la sonrisa pero cuando se volvió para mirar el camino note en su mirada que algo no estaba bien con el. Tal vez una preocupación, pero tenia que ser una muy grande porque su mirada era casi agonizante.


Me di la vuelta y entre al bosque, a los pocos pasos encontré una vereda.

La mañana era reconfortante, no hacia tanto frío como otros días y el bosque me pareció protector.

Obtuve lo que quería, un lugar a solas para pensar, apenas empecé a andar por el bosque fue Leah la que inundo mi mente. Como era costumbre no podía dejar de pensar en ella, en sus ojos, su sonrisa, en la manera tan tierna en que me abrazaba y lo bien que me hacia sentir cuando platicábamos y reíamos. Nunca había conocido a alguien así, y aunque para ella solo era un amigo de la infancia, el vecino con quien jugar y reír, para mi siempre había sido algo mas; ella me escondía en su casa cuando papa llegaba borracho, jugábamos juntos, me contaba chistes; cuando me fui ella ya era parte de mi, aunque no fuera correspondido, ella no se fijaba mucho en chicos en ese momento, y yo, bueno era un fideo, nada especial para que se fijara en mi; íbamos a entrar a la preparatoria, no íbamos a la escuela juntos, pero aun así muchas veces nos juntábamos a hacer tareas y estudiar, ella estaba muy preocupada por salir bien en las clases y porque la admitieran en ese nuevo colegio, como si no fuera lo bastante lista, se pasaba estudiando, decía que algún día conseguiría una beca para la universidad y se iría muy lejos, yo temblaba con esa idea, porque sabia que no podría seguirle el paso, yo no podía dejar sola a mi madre.

Pero aun después de todo este tiempo Leah seguía aquí, por un momento me permití fantasear con la idea de que estaba aquí por mi, porque me había extrañado lo mismo que yo a ella, y que cuando nos encontráramos seria algo hermoso. Mi burbuja se reventó cuando se colaron en mi mente escenas del día que me fui.

Ni siquiera pude despedirme de ella, cuando nos fuimos era de noche y la decisión fue tan repentina que no me dio tiempo de nada, le había prometido vernos en la plaza el día siguiente, no supe ni siquiera si fue a la cita. Que le diría cuando la viera?... no quería pensar en esto todavía.

Escuche el ruido de agua, mire a mi alrededor y me di cuenta de que sin pensarlo me había alejado demasiado, no tenia miedo, pero tampoco tenia idea de donde estaba. Decidí seguir el ruido del agua, tal vez me llevara al río, y el río al puente de la carretera, otra vez sentí esa sensación extraña. La que se siente cuando vas a recibir algo que has esperado por mucho tiempo, o lo que se siente los minutos en los que esperas la respuesta que tanto has buscado. Esa sensación parecía crecer conforme el ruido del agua se hacia mas fuerte. Y entonces la vi.

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